Gracias, Carlos
Es complejo sintetizar las múltiples emociones que genera la partida del Dr. Carlos Vallejos. Su enorme calidad humana y estatura moral lo sitúan en un lugar solo destinado para los más grandes. Su ausencia, duele en el CIGES, el Departamento de Obstetricia y Ginecología, la Facultad de Medicina y la Universidad de La Frontera. Hoy, a cuatro días de su fallecimiento, su figura se agiganta.
El jueves 18 de septiembre, el cuerpo de Carlos Vallejos Vallejos dijo basta. Tras luchar por más de un año con un agresivo cáncer de vías biliares su fuerza se apagó y comenzó su último viaje. Pero su impronta para quienes lo conocieron será eterna. Hoy, las ciudades de Valdivia, Galvarino, Temuco y la gran isla de Chiloé sienten con profundo dolor su ausencia.
Médico cirujano titulado de la Universidad Austral, especialista en Obstetricia y Ginecología, diplomado en Bioética y en Sexualidad. Cursaba los últimos meses del Doctorado en Economía en Salud en España, al momento de desarrollar la enfermedad.
Se desempeñó como médico general de zona y posteriormente como Director del Hospital de Galvarino. Fue Director de la Carrera de Medicina, de la Oficina de Extensión y del Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Facultad de Medicina de la Universidad de La Frontera. Fue Subdirector del Centro de Excelencia CIGES y Director del Magíster en Epidemiología Clínica que dicta este Centro de Excelencia de la Universidad de La Frontera.
Como investigador, desarrolló estudios en las áreas de la determinación de la eficacia clínica, así como en análisis económico en salud, algunos de ellos para el Ministerio de Salud de Chile que fueron de utilidad en la toma de decisiones en salud a nivel nacional en el marco de las garantías explícitas de salud (GES). Al interior del CIGES impulsó la creación de la Unidad de Economía en Salud formando a la vez a otros profesionales en esta disciplina.
Como académico formó a innumerables generaciones de médicos, de especialistas en Ginecología y Obstetricia, de diplomados en Bioética y de Epidemiólogos Clínicos. Pero junto a los múltiples cargos que ocupó desde 1986 a la fecha, de sus variadas investigaciones y de su permanente interés por nuevos temas, que lo llevó a una búsqueda interminable de conocimiento, también tuvo tiempo para cultivar la fe católica, e incluso para dedicarse a la literatura y escribir cuentos y poesías.
El Dr. Vallejos se destacó por su enorme calidad humana. Prueba de ello es el aprecio demostrado por sus pacientes y por los niños que ayudó a nacer, por sus colegas médicos y profesores, por la admiración expresada por estudiantes y administrativos de la Universidad. Pero sin duda el cariño expresado por la gente de Galvarino es un hito, desde el momento que han solicitado a las autoridades que su hospital lleve el nombre del Dr. Carlos Vallejos.
Su espíritu siempre bondadoso fue su marca. Su caminar pausado, saludo permanente, charla profunda y cercanía con todas las personas son una huella imborrable. Hoy la Facultad de Medicina es un lugar más triste sin el Dr. Vallejos. Qué duda cabe.
Así como se caracterizó por su cercanía con la gente, también fue un hombre crítico. Impulsó a la Universidad de La Frontera en distintos ámbitos como buscar el mejoramiento de las condiciones laborales, ampliar los espacios democráticos y crear una mejor Universidad.
Hace pocos meses, Carlos dijo "me gustaría comprar un tractor para trabajar la tierra de mi campo en la isla". Sí, seguramente ya te encuentras arando tu amada tierra chilota. Querido Carlos: padre de tres hijos, esposo, doctor, médico, académico, profesor y maestro, amigo para siempre. Buen viaje y descansa en paz.