Dr. Benjamín Stockins: “la UFRO me permitió hacer lo que más me gusta, que es enseñar”

2020 04 21 Dr Benajmin Stockins

Uno de los hombres más emblemáticos de la historia de la Universidad de La Frontera dijo adiós a la academia tras acogerse a retiro el pasado 10 de abril. Se trata del ex Decano (1990-1996) de la Facultad de Medicina, Dr. Benjamín Stockins, quién en esta entrevista desde su hogar, nos cuenta sobre el pasado, presente y futuro, hoy muy preocupado por la pandemia que afecta a la humanidad, pero también informando que seguirá ligado a la Universidad y Hospital, en calidad de profesor titular ad honorem.

1. Doctor Stockins, volvamos en el tiempo, ¿Cuándo llegó a Temuco?

Tras finalizar la Carrera de Medicina en la Universidad de Concepción en 1970, obtuve una beca primaria del MINSAL en la especialidad de Medicina de Interna. Se desarrolló en el Hospital San Juan de Dios en Santiago (Universidad de Chile) con un compromiso de devolución por tres años en la ciudad de Temuco.

Llegué a Temuco en 1973 y aparte del cargo en el Hospital Temuco, me integré a la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile, de reciente creación en la ciudad. El año 1981 al crearse la Universidad de La Frontera, pasé automáticamente a ésta donde he permanecido hasta ahora.

2. En estos 47 años, ¿Cuál fue su mayor logro en la UFRO, o quizás de lo que se siente más orgulloso?

Esto tiene diferentes matices y no es fácil jerarquizarlo:
- Probablemente lo más trascendental en lo académico fue lo que me tocó vivir en los dos períodos como decano de la Facultad. En ese tiempo y gracias a la labor de muchas personas, logramos la internacionalización de la UFRO colocándola en el mapa académico del mundo junto a muchas facultades de Medicina con una diferente orientación académica y con enseñanza innovadora.
- El proyecto UNI-Kellogg nos permitió incursionar en entrenamiento clínico en atención primaria con la construcción de espacios académico asistenciales en los consultorios de la ciudad y con la creación de la residencia en Medicina Familiar. Con la Agencia de Desarrollo Canadiense consolidamos el programa de Enseñanza basada en problemas y con la Fundación Rockefeller se inició el Magister en Epidemiología Clínica (con académicos entrenados en nuestra administración y la anterior). En este campo nuestra Facultad ha sido pionera en Chile y Latinoamérica, consolidando un programa de gran prestigio nacional e internacional.
- Mención aparte merece mi participación en la creación de la Carrera de Odontología, lograda por el empuje de los odontólogos de Temuco y que hoy es motivo de orgullo para nuestra Universidad.
- Pero, la administración académica fue sólo una parte de mi vida. Es así como no sucumbí a las numerosas invitaciones a postular a altos cargos universitarios. El desarrollo de la Cardiología a un nivel similar a cualquier centro nacional fue siempre una de mis ambiciones, la que se vio acrecentada tras mi beca Alexander von Humboldt en la ciudad de Heidelberg y por quien fue mi mentor en dicha Universidad.
- Es así como, con el esfuerzo de un grupo de colegas que compartieron este objetivo, colocamos la Cardiología de Temuco en el más alto nivel. Pero no sólo eso, también influimos en la cardiología del sur de Chile con nuestros programas de residentes de Cardiología y de Cardiología Intervencional, así como con la creación de la Filial Sur de la Sociedad Chilena de Cardiología y Cirugía Cardiovascular. De nuestro Centro han salido dos presidentes de la Sociedad Nacional.
- Por último y quizás más importante se dio en los últimos días al recibir numerosas cartas de colegas y ex alumnos de diferentes lugares del país expresando su aprecio y lo que yo había representado para ellos en su formación profesional. Para quiénes la academia ha sido un baluarte en su actividad, estas cartas representan el mayor de los logros.

3. ¿Qué le dejó la UFRO?

La UFRO y el Hospital de Temuco han sido mi hogar por más de 45 años y son las instituciones con las cuáles más me siento identificado ya que la mayor parte de lo que soy se desarrolló ahí. En la UFRO crecí académicamente y por ella me la jugué siempre rechazando invitaciones a migrar a otras instituciones académicas.

La UFRO y el Hospital me dejan la satisfacción de haber conocido y trabajado con colegas que enriquecieron mi quehacer docente-asistencial y con los cuales desarrollamos una leal amistad. Quizás se puede resumir en: La UFRO me permitió hacer lo que más me gusta, que es enseñar.

Sin embargo, hubo otras instituciones que (aparte de mi familia) influyeron en lo que soy y a las que les guardo un gran cariño. El Colegio Alemán de Concepción, la Universidad de Concepción, el Hospital San Juan de Dios, la Universidad de Heidelberg, el Hospital Hammersmith de Londres, la Universidad de Toronto y otras. Todas ellas fueron un aporte en lo que he intentado entregar a nuestra Universidad.

4. ¿Se puede establecer una comparación con 1981?

La Carrera de Medicina es diez años más antigua que la UFRO y la diferencia con la actual Facultad de Medicina de la Universidad de La Frontera es abismante. En 1971 existía un muy buen hospital del MINSAL, un cuerpo médico profesional joven y entusiasta, alguna estructura en Ciencias Básicas y ausencia casi total de estructura física para el apoyo de los clínicos tanto en horas contratadas como facilidades docentes (sólo se contaba con el vetusto zócalo del ya desaparecido hospital antiguo).

Al crearse la Universidad de La Frontera en 1981 se produjeron igualmente tiempos difíciles. Al desaparecer la estructura nacional de la Universidad de Chile y crearse las universidades regionales, recibimos una exigua proporción de la herencia, dejándonos una parte muy limitada de presupuesto.

Sin embargo, en ese momento se produjo un hecho que fue trascendental: Al haber estatutos universitarios se pudo hacer la evaluación de todo el cuerpo académico independientemente de su horario contratado (sino de su entusiasmo y horario reducido o ad honorem). Este proceso (no exento de críticas) les dio a nuestros académicos un sentido de pertenencia y reglas del juego similares a otras universidades. Lamentablemente hemos visto como esto (por razones de estrategia en la obtención de recursos) se ha difuminado y es un talón de Aquiles de nuestra Carrera de Medicina.

Con los años la Universidad creció en todos los aspectos. Se cuenta con un campus grande y hermoso, auditorios, gimnasio olímpico, además de edificios en otros lugares claves en la ciudad de Temuco y sedes en Angol y Pucón. Tiene Facultades en casi todas las áreas del saber, un muy buen cuerpo académico y una óptima acreditación. Todo impensable en 1981.

5. ¿Y Medicina?

No hay duda en que ha mejorado su espacio físico con edificios en diferentes partes de la ciudad. Sin embargo, mi preocupación es la pérdida progresiva del cuerpo académico regular con el retiro de los docentes con cargos regulares y reemplazados por “docentes por horas de clases”.

El financiamiento universitario privilegiando a profesionales con grados de magister o doctor ha hecho que sea muchas veces difícil el compararnos con otras instituciones similares a la nuestra. En Chile y en el mundo el avance académico en Medicina no se da en función de un grado (como se da en las Ciencias Básicas) sino que desde las residencias clínicas correspondientes, que tras dos o tres años de estudios y prácticas intensivas, llevan a la obtención de títulos de especialistas.

En resumen, en 1971 y en 1981 las limitaciones eran mayúsculas. Pero existía un entusiasmo y un sentido de pertenencia que debemos recuperar. Necesitamos tener a la brevedad un cuerpo académico regular.

6. Tras, todos estos años, ¿a quién agradece?

A muchos, partiendo por mis padres que se sacrificaron por apoyarme en consolidar mis estudios. Luego a mi esposa (y por arrastre a los tres hijos) que siempre me apoyó cuando tuvimos que optar a grandes decisiones (como no partir como médicos generales a su tierra en Magallanes) ya que eso confabulaba contra desarrollar una carrera académica. Luego por años la frase antes de partir a una nueva beca era: ¿a dónde nos vamos ahora? Claro que en una de esas, podría tener una estancia con miles de ovejas e igual ser feliz en la vida.

A mi colegio por la rigurosidad y disciplina en la enseñanza, a la Escuela de Medicina de la Universidad de Concepción por su sello en la salud pública que me ha acompañado toda la vida, y a mi profesor de Medicina Interna por el cual decidí ser internista. Al Hospital San Juan de Dios con sus figuras de la Medicina Interna chilena, a mis profesores en Heidelberg, Londres y Canadá que me abrieron un mundo nuevo. A muchas autoridades universitarias y de salud que fueron colaboradoras en nuestro desarrollo.

A mis amigos y colegas de Cardiología, CIGES, Medicina Interna y otras especialidades del Hospital de Temuco y de la Universidad. Por último, a mis alumnos, hoy distinguidos profesionales. Una especial referencia al Centro de Alumnos de la época en que fui decano. Trabajamos con mutua lealtad. Estimados amigos: Sin su apoyo y generosidad no estaría escribiendo hoy estas líneas.

7. ¿Qué se viene para el futuro?

En lo inmediato sobrellevar la pandemia que azota al país, que como nunca la he sentido más cercana y que me dificulta proyectarme hacia el futuro. Si salimos adelante y libres de virus, probablemente mantener una ligazón con la Cardiología en la medida que la nueva jefatura no sienta esto como una intromisión. Lo más concreto pueden ser actividades acotadas como visita médica con becados e internos y un par de clases en el semestre. La Universidad me ha ofrecido el cargo de profesor titular ad honorem con lo que permanecería en el cuerpo académico y bajo el paraguas del convenio Docente Asistencial. No tengo ningún plan en otra Universidad.

Cuando ingresé a la Academia de Medicina que sesiona en Santiago, tenía el firme propósito de asistir a algunas de sus reuniones. Obviamente ello no funcionó por lo apretada de la agenda diaria. No existiendo esa limitación, quizás podría asistir a una sesión cada dos meses.

En lo familiar querría que estemos más cerca de nuestros hijos y nietos en las ciudades de Concepción y Santiago. ¡Cuán poco nos visitamos por lo absorbente de la Medicina! Afortunadamente nuestro “refugio” junto al Lago Calafquén ha sido el aunador de la familia durante algunas semanas en el año. Ese lugar, al cual tanto queremos, querríamos que fuese también el que nos permitiese prolongar los fines de semana en una región con un verano tan corto y de clima tan variable.

No sé si viajar. Cada vez lo que tanto me entusiasmaba en relación a largos viajes se ve superado por descansar más en las cercanías. Pero eso sigue latente ya que la decisión debe ser compartida. Por último, me gusta mucho leer, lo que compite con muchas otras actividades. Tengo una gran cantidad de libros que al no ser terminados durante el verano, quedan abandonados para siempre. Espero reencontrarlos.

 

El Decano de la Facultad de Medicina, Dr. Patricio Valdés, también se refirió al doctor Stockins. “Él tiene una vasta trayectoria en procesos académicos, de coordinación y con muchos cargos en nuestra Universidad, es miembro de la Academia Chilena de Medicina, Maestro de la Cardiología Chilena, Premio Trayectoria UFRO. Pero más que sus honores destaco su liderazgo en Cardiología y como Decano, donde transitó hacia el fortalecimiento del cuerpo académico de la Facultad, que nos dejó entre las mejores del país”.

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