Cuatro preguntas a:

Pablo Ibarra Ávila, Director Hospital Regional Dr. Hernán Henríquez Aravena de Temuco

Marzo de 2013

2013-03-28 Pablo Ibarra Foto

Las áreas que trabaja el CIGES, como la epidemiología clínica, economía en salud, gestión en salud, interculturalidad en salud, bioética y bioestadística están vinculadas con el Hospital indisolublemente. ¿Cómo ve usted esta relación?

En todo. La economía en salud, la gestión y las otras están presentes en toda nuestra actividad lo que se plasma en nuestra planificación. Hoy, la característica de ser un Hospital autogestionado habla de la transversalidad de sus mismos conceptos. La autogestión significa, por ejemplo, que el Hospital debe tener un equilibrio financiero permanente y eso significa tener una responsabilidad presupuestaria sobre las prestaciones de salud que otorgamos. Somos un Hospital que resuelve necesidades de salud para nuestra población pero en el marco de una cartera y presupuesto de servicios definido. Entonces, el equilibrio financiero se relaciona con el concepto de salud bajo la responsabilidad presupuestaria y que el protocolo o guía clínica de determinadas prestaciones en salud se debe ceñir a estrictos protocolos presupuestarios que debe cumplir la institución.

Al mismo tiempo, al mencionar el tema de la epidemiología, nosotros tenemos equipos que están realizando investigación constantemente. Debemos tener 25 a 30 equipos realizando investigaciones lo que nos pone a la vanguardia en el país en la investigación médica. El protocolo clínico, la investigación y la epidemiología no son otra cosa que tratar de anticiparnos a las enfermedades que vendrán en el futuro y buscar nuevas formas de tratamiento que nos permitan enfrentar la necesidad de salud en el futuro. La autogestión hospitalaria se alinea perfectamente con los conceptos y objetivos del CIGES.

En el marco de lo mismo, y de manera específica, ¿La epidemiología clínica cómo se relaciona con ustedes?

Somos fuente de estudio. La relación con el hospital se da en el marco del Comité de Investigación Clínica que está preocupado del funcionamiento del protocolo de investigación. El Hospital está en el concierto internacional de los hospitales que hacen investigación clínica. Pero para hacerla, no se necesitan sólo las ganas. En nuestra relación con la UFRO hemos construido este prestigio a través de los años y el formar profesionales que entregan riqueza a nuestro desarrollo hospitalario nos permite posicionarnos a la hora de hacer investigación, pero esto también se relaciona con el concepto de Derechos y Deberes del Paciente. La investigación que hoy realizamos es de primer nivel pero además cuida el consentimiento del paciente ya que la Ley obliga a que el paciente conozca que sus datos se pueden utilizar para una investigación.  Esto cambió el proceso de cómo se hacían las investigaciones clínicas en Chile ya que el paciente debe autorizar a que sus datos clínicos y epidemiológicos puedan servir para una investigación clínica.

¿Se ha dado el caso que un paciente se niegue?

No tenemos antecedentes. Todo está en la comunicación ya que se le explica y nadie se niega. Esta institución pide el consentimiento informado y se le explica al paciente que está en un hospital docente asistencial que por su naturaleza realiza formación e investigación, por lo tanto, en estas paredes se respiran alumnos, investigación y desarrollo clínico, y en ese contexto no hemos tenido casos de pacientes que se hayan negado a aportar a una investigación. La Ley de Derechos y Deberes pone acento en que debemos pedir autorización.

El CIGES ha hecho varios estudios de costo efectividad que han permitido incorporar nuevas patologías al GES. Trabajos que han desarrollados académicos e investigadores que integran el CIGES. ¿Cómo impacta tener en La Araucanía, un Centro de Excelencia como el CIGES que mantiene esta cercanía con la toma de decisiones a nivel país y la relación con el Hospital que usted dirige?

Agradezco esa pregunta porque permite explicar a la audiencia cómo se construye una guía clínica con protocolo GES. No es una ocurrencia de una, dos o cien personas a puertas cerradas bajo un criterio de qué le conviene al país. No, aquí hay un Comité de Expertos liderado por el MINSAL, donde participan expertos de hospitales, salubristas, universidades, académicos y equipos de desarrollo para poder levantar una sola patología. Desde el 1 de julio, serán 80 patologías en el GES y levantar una significa estudiar meses o años los protocolos clínicos que son una guía que le permite al profesional trabajar el caso del paciente bajo un acuerdo de amplitud sobre técnicas, procedimientos y exámenes recomendados para la patología. Por otro lado, tiene la visión costo-efectividad, de tratar esa patología lo que significa un impacto importante en los años laborales o de vida de esa persona. El análisis no sólo tiene que ver con el hecho de tratar una determinada patología, sino que tenga un efecto para el país, en términos de no sólo tener personas sanas sino que productivas. El efecto productividad-salud se conjuga muy bien a la hora de los pacientes GES. Un ejemplo: catarata. La puede estar cursando una persona de 60 años que podría quedar ciega en tres años, con todas las implicancias para esa persona en los próximos años. El hecho de levantar una patología como catarata significó que todos estos adultos mayores tienen una capacidad visual normal por los próximos 15 o 20 años. Esto fue producto de una investigación, guía clínica y análisis costo efectividad sobre qué le conviene al país.

En eso colabora el CIGES, ¿cómo lo evalúa usted?

Si en ese contexto, trabajan en la relación costo-efectividad, están en el camino correcto porque hoy no hay prestación de salud sin un análisis económico por frío que parezca. Muchas veces, los pacientes reclaman al Ministerio de Salud sobre la necesidad de incorporar fármacos de alto costo al GES lo que genera un impacto económico y por ende es necesario que existan entidades como el CIGES que realicen estas investigaciones, que puedan asesorar a las autoridades a la hora de en qué momento y efectividad tomar decisiones clínicas financieras sobre realizar o no una determinada prestación de salud. Hoy, el lápiz y el bisturí deben juntarse constantemente porque solos no funcionan, sino tienen un análisis presupuestario y de costo beneficio sobre las prestaciones que se están otorgando.

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